Son cada vez más los caídos del sistema que recalan en el cuentapropismo para sobrevivir. Igual que ocurrió en la década de 1990, cuando afloraron los remises, kioscos y canchas de paddle, las plataformas de delivery o traslado de pasajeros se convirtieron en un refugio para generar ingresos en una economía deprimida. Los números que contradicen al Gobierno.

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