En un nuevo escándalo que vuelve a poner en jaque a la obra social más importante de Entre Ríos, el IOSPER dio de baja el convenio con el Colegio de Podólogos tras detectar una red de sobrefacturación sistemática. Sí, también robaban con los pies.
El convenio, que estaba vigente desde 2008, permitía prestaciones sin límite alguno a todos los afiliados que lo requirieran, sin distinción etaria ni patología justificada. Esto derivó en una facturación mensual que rondaba los 16 millones de pesos solo en 2024. Pero la gota que rebalsó el vaso fue el relevamiento de los meses de noviembre y diciembre: la auditoría interna detectó maniobras groseras de sobrefacturación, con profesionales que superaban las 100 órdenes por mes, muchas veces repitiendo pacientes o cargando prácticas inexistentes.
La decisión fue inmediata: se dio de baja el convenio y se anunció la posibilidad de remitir los antecedentes a la Comisión Fiscalizadora, aunque no se descarta que el tema termine en la justicia penal, si es que el sistema decide investigar.
El episodio es una muestra más de cómo se desangró el IOSPER durante años, a través de convenios truchos, intermediarios privilegiados y corporaciones amigas del poder. Mientras a muchos afiliados se les niega una prótesis, una derivación o una medicación de alto costo, otros hacían fortuna en silencio… facturando pies.
En este contexto, vuelve a cobrar fuerza la necesidad de una auditoría integral sobre los convenios prestacionales, el manejo de fondos y la red de prestadores preferidos que se tejió en los últimos gobiernos provinciales, donde el IOSPER fue manejado como un feudo político con fines ajenos a la salud.
¿Quiénes eran los responsables políticos de esos convenios? ¿Quién miraba para otro lado mientras se desviaban millones? ¿Por qué, año tras año, los informes de sobrefacturación no se judicializaban? La respuesta, una vez más, apunta al corazón del sistema. Como siempre todo apunta al silente Tribunal de Cuentas que encabeza Diego Lara.
La corrupción no siempre se disfraza de grandes licitaciones o coimas en sobres. A veces se esconde entre bisturíes, plantillas ortopédicas y pedicuría institucionalizada. Y Entre Ríos, lamentablemente, ya no puede caminar mucho más con estos pies de barro.
Fuente: La Caldera