Guillermo Michel se reunió en Colonia Ayuí con algunos dirigentes que llevaron el peronismo entrerriano a una derrota electoral sin precedentes en Entre Ríos.

Sin militancia, -posiblemente porque no la haya-, Michel participó junto a Gustavo Bordet, Angel Giano, Enrique Cresto, Armando Gay, Walter Doronzoro (Uocra), Walter Corrado (Luz y Fuerza), Marcelo Cresto, Gustavo Díaz (Bancarios), el Presidente del PJ, Daniel Cedro (FEF), Facundo Ruíz Díaz, los concejales Guillermo Satalía Mendez, Claudia Villalba, Pablo Bovino y Carolina Amiano.

El dirigente nacional que de a poco buscar ir conociendo el territorio que quiere representar, dijo que el peronismo cometió errores y debe resurgir con propuestas, lo cierto es que parte de los errores que generó el pejotismo entrerriano, fue de la mano de quienes lo rodean,
cuales serían las propuestas que pide Michel, si con las anteriores solo se logró una histórica derrota electoral, sumado a la falta de
apertura interna del partido y sumado además el más mímino atisbo de autocrítica por parte de muchos de estos dirigentes que una vez más quieren dirigir los destinos del espacio político, que por estos días de popular tiene poco y nada.

Michel dijo también “Coincidimos en que cometimos errores en el pasado y que parte de la desconexión con la ciudadanía debe ser revertida con más presencia territorial, más diálogo y mayor apertura hacia otros sectores”. Pues tendrá una ardua tarea en este punto, ya que es diametralmente opuesto a lo que se viene haciendo desde el seno del peronismo entrerriano.

Y agregó: “Entendemos que la salida a esta situación es escuchar, debatir y generar propuestas. Entre todos debemos trabajar unidos, dejando de lado intereses personales, para que nuestro espacio político se reorganice desde su estructura territorial para volver a ser una alternativa en la ciudad, en la provincia y en nuestro país“.

La tendrá dificil Michel, quienes lo rodean han llevado al espacio político por el camino del oscurantismo, la falta de díalogo, las listas a dedo, de decisiones tomadas entre cuatro paredes y siempre, siempre de espaldas a la militancia.