En medio de las llamas que consumen el primer parque nacional de Latinoamérica, Larsen se subió a un avión hidrante para mostrarse como un funcionario que resuelve. Pero hay un desfase entre lo que muestra en las redes y las facturas que debe abonar el Estado nacional: en su viaje relámpago  -de menos de 24 horas- el director hizo lugar en su agenda para comer en un exclusivo hotel con vista al lago.

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